El caviar, las huevas saladas del esturión, tiene una rica historia que se remonta a la antigua Persia, donde se consideraba un regalo divino. El Mar Caspio, particularmente su costa sur, es la fuente principal, suministrando alrededor del 90% del caviar mundial.
Durante la Edad Media, el caviar se extendió a Europa, convirtiéndose en un lujo para la aristocracia y la realeza, especialmente en Rusia. En el Renacimiento, ganó popularidad entre la nobleza europea, simbolizando sofisticación y opulencia.
El siglo XX vio un aumento en la demanda, lo que llevó a la sobrepesca y una disminución en las poblaciones de esturión salvaje. En respuesta, surgió la acuicultura, con países como Irán, España, Rusia y China liderando los esfuerzos de producción sostenible.
Hoy en día, el caviar sigue siendo un lujo global, apreciado por su exquisito sabor y herencia. A pesar de los desafíos ambientales, la industria continúa innovando, asegurando la preservación y disfrute de esta delicia para las generaciones futuras.